Son espíritus de magos o brujas muertos. Sólo los seres mágicos pueden convertirse en fantasmas. Muchos fantasmas viven en Hogwarts. Generalmente tienen miedo a la muerte, o alguna relación muy fuerte a los lugares en los que vivían. No son capaces de causar una gran influencia física, son visibles, y de un color gris plata. La mayoría de las veces no pueden tocar o mover objetos físicamente, aunque hay excepciones a esta regla, como Myrtle la Llorona (que salpicó el agua cuando se sumergió en el inodoro, o Edgar Clogg, que pudo coger un Quaffle con las manos)

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Al pasar a través de ellos, pueden impartir una sensación de frialdad. Sin embargo, al parecer se los puede mover con ráfagas de viento, (ya que cuando Nick Casi Decapitado fue petrificado, lo llevaron hasta la enfermería flotando), aunque tal vez haya sido por su estado de petrificación. A los fantasmas les gusta la comida en mal estado. Celebran sus aniversarios de muerte, como Nick Casi Decapitado, su quinientos de muerte, en el 92. También son ingrávidos y pueden volar en cualquier dirección, no pueden ser destruidos, sin embargo, pueden ser petrificados por la mirada de un basilisco.

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Como los fantasmas son huellas de las almas de magos y brujas fallecidos, son incapaces de ir más allá del velo, y son atrapados para siempre en el mundo de los vivos como seres inmateriales. Debido a esto, pocos eligen este camino. Dependiendo de las condiciones de alma de la persona, puede ser capaz de volver o no. Por ejemplo, el alma de Tom Riddle estuvo tan gravemente dañada que quedó atrapada en el Limbo por toda la eternidad, sin poder convertirse en un fantasma. El Ministerio de Magia parece tener control sobre los fantasmas, ya que Myrtle se vio obligada a regresar a su lugar de muerte, Hogwarts, cuando interrumpió la boda del hermano de Olive Hornby.